domingo, marzo 30, 2008

Origenes (No AFJP)

De dónde venimos es una de las preguntas más importantes que se hacen las personas. Saber eso es parte fundamental de la identidad, no es el único elemento, pero es uno de los fundamentales para lograr comprendernos, o para lograr un desarrollo del yo medianamente aceptable.
Igualmente, no me interesa desarrollar acá y ahora la evolución psicológica del individuo, sino una visión un tanto más filosófica y poética del sentido de pertenencia y el desarraigo.
Imaginemos... imaginemos que somos una persona que nada tiene que perder, o mejor aún que tiene todo que perder, pero que no le importa perderlo, porque sabe no vale la pena conservarlo si lo obtuvo de una forma tan simple y porque tiene la certeza de que lo va a perder más temprano que tarde si no se va para aprender a conservarlo. Entonces, somos alguien que llego a 3, y nada, tres es mucho para el lugar de donde somos aunque para el mundo tres es nada en comparación con el resto y nosotros queremos seguir creciendo, queremos ser más, queremos ser algo, poder entender, poder saber, poder poder, más allá de nada y de todo.
Éramos un 3 cuando nos fuimos y a los 3 o 4 años somos un 7 u 8, somos el doble de lo que hubiéramos podido ser si nos quedamos, hemos vivido muchísimas cosas, no somos los niños que se han ido. Somos personas mucho más desarrolladas, que hemos crecido mucho más allá del prospecto promedio de la humanidad y sólo porque nos fuimos de donde vivíamos y porque allí estudiamos y crecimos. Luego nos desarrollamos profesionalmente, 10 años en diferentes empresas, gobierno o lo que sea, y hemos logrado mucho, somos reconocidos nacional e internacionalmente, referentes entre nuestros colegas, y entre todos, de nuestra materia.
O porque no al revés, venimos de aprender todo, y siendo novatos recién recibidos nos fuimos a una provincia donde nos dieron posibilidades de desarrollo y así lo hicimos durante muchos años hasta lograr nuestro lugar, prestigio y reconocimiento y todo lo que se nos pueda ocurrir, ahora, la pregunta es... cuál es nuestro origen? a donde pertenecemos? nos debemos a nuestras raíces o al lugar donde nos desarrollamos o a caso a nosotros mismos? cuáles son nuestras verdaderas raíces y orígenes? Alguien puede culparnos por no volver, no querer volver o no recordar nuestros primeros lugares como orígenes y si como cunas (en el mejor de los casos) o como techos en el peor?
En esta ocasión no pretendo dar respuestas, sólo plantear algunas preguntas que tienen algún valor si se quiere o ninguno si no se tiene la mente abierta para interpretarlas, o no se ha vivido lo suficiente para entender lo que está escrito entre líneas (no literalmente), sin acusar a nadie, ni tampoco perdonar a todo el mundo. La verdad es que sólo se trata de mirarnos a nosotros mismo y pensar si algo de esto encaja en nosotros o no y como lo hace en última instancia….

domingo, marzo 16, 2008

Autocontrol

Me cuesta escribir esta noche, pero estoy haciendo el esfuerzo. No sé precisamente porque hago ni lo primero ni lo segundo, pero sé que así son las cosas y que así resultaron ser.
Creo que uno tiene menos control del que verdaderamente cree que tiene y por mas prepotente, omnipotente o impotente que se crea y que de verdad lo sea, existe una especie de cuota de capacidad de acciones que tenemos. Una especie de fuerza que utilizamos para realizar todas las cosas que hacemos, que no es del todo acumulativa, podemos acumularla por día o tal vez por semana, pero que al cabo de un tiempo se va y que si no la sabemos cultivar se muere de igual forma y no crece, que sólo aquellos que la saben cultivar la pueden hacer crecer y que tal vez hacer sea lo que más la haga crecer, que puede ser contraria a el sedentarismo y a la sobre exigencia o no. Que puede ser que la fuerza en parte sea intrínseca a cada uno pero que si nos esforzamos podamos actuar independientemente de la que nos haya tocado y que eso sea lo que nos haga especiales o comunes. Lo que al final del camino signifique la diferencia absoluta entre todas las cosas, o sea que nuestra propia voluntad sea lo que nos haga lo que sea lo que nos determine...

domingo, marzo 09, 2008

La vuelta

Casi 3 meses, 9 post en el medio, y... y... muchas cosas en el medio. El viernes a las 10 de la mañana llegue otra vez a CABA. Por primera vez desde que vivo acá se me complicó la huída, no por querer quedarme en mi exciudad, sino por no querer volver, y no por no querer volver a CABA, sino por todas esas cosas intermedias que cambiaron mucho la forma de entender algunas cosas desde que escribí el 24 / 12.
La incertidumbre es fatal, sobre todo cuando es global. Cuando vez el contexto con certeza y comprendes las posibilidades es cuando realmente la incapacidad de predicción te quema el bocho. No explotó ningún mundo desde aquel post. O si. Pero los quiebres son personales e inexistentes. La gente no cambia y no se trauma de un día para el otro y por un hecho en particular aislado. Ese tipo de cosas si son demasiado fuertes son suprimidas. Pero hoy no tengo ganas de hablar de psicología ni de filosofía, si no de contar someramente y metafóricamente una anécdota.
Lo que viví en resumen fue un giro... no de 180 grados ni de 360, más bien un giro descontrolado con incalculables vueltas, idas y venidas, comenzó un par de semanas antes del post, y siguió hasta el viernes, habrá que ver si con la vuelta termina o las 10 semanas pasadas solo fueron el comienzo. Dejé lo que tenía, aunque no fui por más, lo deje siendo consciente de la posibilidad de no poder recuperarlo, no me importó. Me fui y perdí, perdí 6 veces por cada victoria... No hay mal que dure 100 anos, no hay cuerpo que lo soporte tampoco. Y no hay joven que no se replantee todo cuando se da tantas veces la cabeza contra la pared. Lo bueno y lo malo es relativo... ya lo he escrito muchas veces, lean un poco más del blog si quieren encontrarlo.
Yo creo que es mejor sufrir a desconocer todo en absoluto. Por lo que no me consterno tanto. Pero la ida fue complicada, la incertidumbre interesante y la vuelta en el quehacer cotidiano más normal de lo que esperaba. Será por lo que dije de que no hay quiebres en absoluto?
Casi tres meses no es poco tiempo, en realidad es nada, un parpadeo prácticamente, pero mientras más intensos ocurran menos tiempo parecen y más largos son para recordarlos. Los viajes complican las cosas, agregan nombres de lugares, galles, medios de transporte, personas circunstanciales, e infinidad de detalles más que a la hora de procesarlos terminan por hacernos entender que no entendemos nada.
Yo esperaba pasividad. Leer, asolearme, nadar, charlar, tomar mate, salir a veces, reencontrarme, relajarme, quizás divertirme. Encontré lo que no esperaba, más bien, lo que esperaba y mucho más. Un ambiente frenético y calmo a la vez. Privado y público. Romántico y lujurioso. La pura verdad condimentada con cicuta, en un recipiente de oro con bordes de cianuro.
Si a los tres meses, que deberían ser dos si le restamos el tercio correspondiente a las 8 horas por día de sueño, se lo sumamos en sueños vívidos, tan recordados como las mismas vivencias del día anterior o mejor y tan reales como la realidad misma. Nos da 3 meses vividos completamente, muy intensos y casi sin descanso. Los significados simbólicos adquiridos a través de los sueños son muy fuertes, son increíblemente poderosos a la hora de actuar, nos condicionan terriblemente y nos generan falsas visiones de la realidad (o no tan falsas).
Volver a la tierra del absurdo o quedarse en la tierra de los extremos excesos, maniqueos y descontrolados es una elección difícil. Más cuando estás mareado, lo que te da más miedo de volver a lo conocido, sobre todo si mucho de los golpes provienen del lugar al que hay que volver.
Finalmente, pareciera ser que la vuelta es simplemente un paso más que hay que dar. Que cueste es un detalle, un simple trámite más, raro, nunca antes vivido, y con el que espero no tener que verme enfrentado nunca más, que haya sido circunstancial. Que lo que me gusta de esta ciudad, (que lo mencioné casi todos los días desde antes de aquel post) nunca se me olvide, y que la rutina no nos corrompa aunque cumpla su función estructural fundamental y nos ayude a seguir con lo que hacemos porque nos gusta hacer, sea eso lo que ocurra. Ese es mi deseo en la continuación de esta etapa.
La vida es oscilante, como si fuera una onda, alcanza sus crestas en algunos momentos y sus fondos en otros, los hechos son extremadamente dinámicos, y ocurren en simultaneo cosas buenas y malas, mientras más cosas pasan, en proporción, más cosas malas pasan, pero a veces las cosas buenas tienen un valor personal mas fuerte o 'valedero'. Y es esa expectativa la que nos hace seguir adelante, la de encontrar lo que en verdad buscamos aunque los golpes que nos dan sean muy fuertes. A pesar de todos los golpes en grandes o pequeñas cantidades, seguimos a delante con todo porque hay cosas buenas que queremos que nos pasen, que queremos hacer o formar parte y facilitar su producción, es eso lo que nos (o me mantiene en pie) cuando todo lo que recibimos son malas noticias. No nos toca, esta vez, matar al mensajero, aunque eso queramos, tal vez lo mejor sea hacerlo pasar y darle una taza de té, café o convidarle unos mates o una cerveza. Ya al mensajero le pasaron cosas malas. Y ya a nosotros nos tocarán tiempos mejores, por lo menos eso espero...

domingo, marzo 02, 2008

Lo lindo

A todos nos pasa, porque todos vivimos algo, aun cuando no tengamos realmente una vida, para nosotros si la tenemos porque somos quienes la viven y quienes al final son los verdaderos jueces de lo que vale la pena para nosotros y lo que no.
La valoración de la que quiero hablar es la que dice que el valor no está en el objeto valorado sino en quien lo valora, una valoración relativa y subjetiva. No solo relativa a quien la vea y a que vea, sino también a lo que le produce verla y a como sus propios prejuicios y estados de ánimo influyen en la forma de interpretar la realidad y valorar el objeto en cuestión de forma positiva, negativa o con cualquier matiz entre ambos polos.
Por ejemplo: Adoro viajar, a donde sea, como sea, por el tiempo que sea, con quien sea, etc... Debido a mi situación actual me cuesta viajar mucho y cuando lo hago por lo general no es por mucho tiempo, ni con mucha plata, ni con mucha gente. Pero si es con gente que lo vale, a lugares lindos, por lo general bastante gasolero. Es lindo o no viajar así? Depende, en el momento del viaje por lo general no... Dormir en el piso, no comer, pasar frio, caminar mucho, etc... No lo es. Recordar que pese a la adversidad hiciste lo que te propusiste aunque te doliera todo y tuvieras que aguantar injurias o situaciones complicadas si lo es. Ergo, en el momento del viaje pensas que no lo disfrutas, a lo mejor no lo disfrutes, o pensas que si y realmente la pasas de 10. Da igual. Y cuando lo recordas no siempre vas a ver las partes lindas y no siempre el hecho de recordarlo te va a producir una linda sensación. A lo mejor siempre quedaran recuerdos que no cierren bien y esos muchas veces te dolerán, otros también deprivados te generen adrenalina por el esfuerzo que requirió. De cualquier forma, la percepción nuestra, es relativa, sobre todo cuando de nuestros recuerdos (el objeto del ejemplo) se trata.
[Porque hablo de recuerdos? Tal vez porque no hay percepciones presentes, todas son pasadas en última instancia. Nuestros sentidos nos indican cómo era la realidad en el momento en que la midieron. No como es en el momento de ser informados. Y por eso todo termina siendo un recuerdo. Lo digo creo que para justificarme y como no me tengo que justificar con nadie...]
Se aplica a todos los ámbitos y situaciones de la vida desde como interpretamos la naranja o el color naranja, hasta que entendemos por nuestros sueños. Lo importante de esto es que al final, somos seres individuales, más de lo que parece siempre, tratamos muchas veces de compartir nuestras nociones y nuestras interpretaciones, pero somos tan diferentes, tan independientes que hay abismos gigantes entre nosotros, aún con las personas que más conocemos. Finalmente, estamos solos, más allá de que estemos rodeados de gente que dice entendernos...