lunes, abril 07, 2008

Mirar atrás

Día a día más nublada y obscura me entumece el alma y me ofusca la vida.

Dejo de ver en su pasar las cosas que más me animan y no logro comprender como es que en tanto tiempo la rutina vuela y me cambia la perspectiva. Mas que he de hacer si no soy capaz de comprender en lo que encuentro a mí alrededor ni puedo confrontar lo que veo más allá de la realidad que me circunda.

No soy distinto del que llegó, pero soy tampoco me entiendo de la misma manera. Veo en mi mismo cosas que no pensé fueran tan simples o complejas y me aterro con la idea de que todo lo que puedo conocer es demasiado poco para poder ser en cualquier forma real.

Tal vez no sea yo el mismo que viajó tanto y tan poco, aquel a quién no le importaba más que conocer y hacerse entender con las palabras de sentido vacuo, aquellas que solo cobraban sentido cuando se las comparaba con lo propio cada vez que se las leía.

Deben ser los años o el exceso de ocio lo que me lleva a replantearme mi antiguo accionar, todo lo que consideraba que me hacia como soy, los pequeños pedazos de mi ser que todos juntos hacían mi identidad. Ya no son esas mañanas frías y soleadas lo que me representa, ni esas noches turbulentas entre amigos o en soledad, o las otras noches o los otros días, que tan solitariamente pasaba sólo con la intención y el anhelo de poder reconfortar la ilusión misma que me movía para ser y hacer lo que luego vendría.

Son las ganas de volver a empezar las que me vuelven loco, la incertidumbre es inminente, lo sé, y no puedo hacer nada para evitarla, quisiera poder mirar hacia el frente como en el pasado teniendo un rumbo fijo y dándome cuenta de que no estoy tan errado hoy como creo. Que sólo son pequeños desvíos minúsculos y que al final el norte existe, lo conozco y voy hacia allá sin duda.

Temo que no sea temporal lo que he perdido y que mis sueños sea imposibles de conjurar, pero aun me asusta más la idea de no recobrar el anhelo perdido y quedarme estático sin nada para lograr.

No soy de temerle a muchas cosas, ni me acobardo con facilidad, pero últimamente me cuesta más de la cuenta encontrar razones para pelear. Cada vez las mañanas frías se ven más lejanas y con ello los sentires que las solían acompañar, las campanas ya no suenan como antes ni la ropa azul se ve desfilar.

Me he vuelto más sensible tal vez, o hasta es posible que el tiempo sólo haya logrado endurecerme, pero sin estar seguro de nada solo puedo decir que lo que he vivido es como la vida actual con la diferencia abismal que la perspectiva obtusa o la ingenuidad nos otorga de la vida y de las posibilidades de accionar que tendremos en este tormentoso navegar al que llamamos vida…