Perfectibilidad Humana
Todos queremos ser perfectos, pero nuestra manera de entender lo que eso significa puede variar mucho, y de hecho lo hace. Teniendo en cuenta que la perfección es la adquisición del grado máximo de una cualidad, hay que ver que representa esto en nuestras vidas.
En lo absoluto no hay dinamismo posible para lo perfecto, ya que al cambiar de estado no se tendría algo que cumpliera con los estándares de máxima eficiencia en todo momento, por lo que podría llegar a ser mejor y de esta manera jamás podría ser perfecto.
Cuando hablamos de seres humanos es imposible omitir de esta concepción el hecho fundamental de que las personas cambian continuamente, de instante a instante, ya que la realidad que los rodea a su vez se modifica y los modifica a estos. De esta manera los seres humanos por definición carecen en absoluto de perfección, pueden ser excelentes, pero son siempre mejorables.
Al calificar en cualquier contexto, sobretodo académico, es necesario omitir el factor de dinamismo coyuntural, el cual implica que somos humanos capaces de adaptación y no de perfección. Por lo tanto la valoración máxima otorgada por un sujeto a otro, no implica que éste no pueda mejorar, si no que bajo determinadas circunstancias de un teórico estatismo supuesto con fines prácticos, ha demostrado la no perfectibilidad para ese estado modélico, totalmente ajeno a la realidad cotidiana.
De esta manera, auto-juzgarse por la calificación subjetiva que otro sujeto imparcial e imperfecto otorgue a nuestro desempeño en un estado extremadamente modélico y contaminado por la cualidad humana básica de perfectibilidad (aclaro, los sentimiento), no debería implicar jamás motivo de pedantería real, ya que cuanto mas cumplamos con las necesidades de un modelo abstracto y estático, menos lo haremos con la realidad dinámica, compleja y alógica a la que nos debemos enfrentamos día a día.
Es así como llegamos a aceptar que equivocarnos alimenta siempre un poco más a nuestra necesidad real de acercarnos a una meta inalcanzable, la perfección, que no es noble ni egoísta, que bajo la mirada de cada ser es distinta, que supera al ideal del yo personal, ya que mientras esto último es lo que se quiere conseguir como meta máxima, la perfectibilidad refleja la cualidad de ambición inherente al ser humano que refleja la necesidad de ser siempre un poco menos imperfecto, aún cuando siempre será perfectible, hasta habiendo superado su ideal del yo previo, por mucho.
Somos humanos, por lo tanto imperfectos, o mejor aún perfectibles, no hay un ranking de las mejores personas que sea efectivo y que evalúe todos los posibles factores que hacen a un hombre (como especie), por lo tanto esta en cada uno cuánto nos esforzaremos por ser mejores en relación al único que puede evaluar eso con total sinceridad (nosotros mismos), por eso hay que saber siempre que por muy perfectos que seamos siempre podemos serlo un poco más, o visto desde otro punto de vista, por mas imperfectos que seamos siempre podríamos ser menos perfectos.
Esto llevado a la praxis cotidiana no significa mucho más que decir que por más que seamos excelentes, siempre podemos mejorar un poco, que siempre hay alguien más perfecto que uno, y que la única comparación válida, como ya dije varias veces, debe ser con uno mismo…
En lo absoluto no hay dinamismo posible para lo perfecto, ya que al cambiar de estado no se tendría algo que cumpliera con los estándares de máxima eficiencia en todo momento, por lo que podría llegar a ser mejor y de esta manera jamás podría ser perfecto.
Cuando hablamos de seres humanos es imposible omitir de esta concepción el hecho fundamental de que las personas cambian continuamente, de instante a instante, ya que la realidad que los rodea a su vez se modifica y los modifica a estos. De esta manera los seres humanos por definición carecen en absoluto de perfección, pueden ser excelentes, pero son siempre mejorables.
Al calificar en cualquier contexto, sobretodo académico, es necesario omitir el factor de dinamismo coyuntural, el cual implica que somos humanos capaces de adaptación y no de perfección. Por lo tanto la valoración máxima otorgada por un sujeto a otro, no implica que éste no pueda mejorar, si no que bajo determinadas circunstancias de un teórico estatismo supuesto con fines prácticos, ha demostrado la no perfectibilidad para ese estado modélico, totalmente ajeno a la realidad cotidiana.
De esta manera, auto-juzgarse por la calificación subjetiva que otro sujeto imparcial e imperfecto otorgue a nuestro desempeño en un estado extremadamente modélico y contaminado por la cualidad humana básica de perfectibilidad (aclaro, los sentimiento), no debería implicar jamás motivo de pedantería real, ya que cuanto mas cumplamos con las necesidades de un modelo abstracto y estático, menos lo haremos con la realidad dinámica, compleja y alógica a la que nos debemos enfrentamos día a día.
Es así como llegamos a aceptar que equivocarnos alimenta siempre un poco más a nuestra necesidad real de acercarnos a una meta inalcanzable, la perfección, que no es noble ni egoísta, que bajo la mirada de cada ser es distinta, que supera al ideal del yo personal, ya que mientras esto último es lo que se quiere conseguir como meta máxima, la perfectibilidad refleja la cualidad de ambición inherente al ser humano que refleja la necesidad de ser siempre un poco menos imperfecto, aún cuando siempre será perfectible, hasta habiendo superado su ideal del yo previo, por mucho.
Somos humanos, por lo tanto imperfectos, o mejor aún perfectibles, no hay un ranking de las mejores personas que sea efectivo y que evalúe todos los posibles factores que hacen a un hombre (como especie), por lo tanto esta en cada uno cuánto nos esforzaremos por ser mejores en relación al único que puede evaluar eso con total sinceridad (nosotros mismos), por eso hay que saber siempre que por muy perfectos que seamos siempre podemos serlo un poco más, o visto desde otro punto de vista, por mas imperfectos que seamos siempre podríamos ser menos perfectos.
Esto llevado a la praxis cotidiana no significa mucho más que decir que por más que seamos excelentes, siempre podemos mejorar un poco, que siempre hay alguien más perfecto que uno, y que la única comparación válida, como ya dije varias veces, debe ser con uno mismo…
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home